Tras dedicarse a la fotografía comercial para diversas marcas, el fotográfo Robert Overweg inicia un proyecto con el que retrata su visión del mundo de los videojuegos en primera y tercera persona, como el nuevo espacio público de la sociedad contemporánea y como una extensión directa del mundo físico.
Overweg documenta las zonas muertas de esos mundos y los lugares donde las texturas se deforman en un amasijo de píxeles dando lugar al auténtico mundo virtual, algo alejado ya de cualquier tipo de referencialidad al mundo de carne y hueso.
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